Tras el parón de Halloween, los peques vuelven a la carga con el proyecto de la Vendimia.
¿Qué ocurre si le damos a un niño una cartulina, los corchos de las botellas de vino y pintura de dedos? Pues que a parte de ponernos de pintura "hasta las orejas" ... desarrollamos la creatividad de una manera increíble.
Estos fueron los elementos que dieron el pistoletazo de salida a un taller de arte y grafomoticidad que llevamos desarrollando un par de semanas. La grafomotricidad es esencial en la etapa de infantil y qué mejor forma para trabajarla que de una manera lúdica y a través del arte.
No sólo nos dedicamos a hacer puntitos con los corchos sino que trabajamos la forma geométrica del círculo, conceptos dentro/fuera o los colores, entre otros.
Tras una primera toma de contacto y de trabajo autónomo, pasamos al trabajo en grupo, que nos encanta!!! Para ello realizamos un mural en el que todos aportamos nuestro granito de arena de manera libre y siguiendo unas pequeñas premisas.
Genial, ¿verdad?
Pero nuestro trabajo no terminó ahí. El taller continua avanzando, y ésta vez trabajaron sobre un fundo negro, de esta forma pudieron observar el contraste de los colores sobre un fondo u otro y utilizaron otros materiales como las ceras blandas y las tizas de la pizarra.
Finalmente, trabajamos las particiones y el trabajo conjunto pudiendo comparar con el primer gran mural que realizamos y de paso, le dimos un poquito de color a nuestro pasillo.
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